Aunque todavía falta mucha información, entre los países de la UE, se estima un que 17% de ciudadanos sufrió algún tipo de problema de salud mental en 2016. Entre los trastornos, el más común fue la ansiedad (5,4% de la población), seguido de la depresión (4,5%) y problemas de adicciones (2,4%).En este contexto, 84.000 personas sufrieron una muerte prematura por suicidios relacionados con problemas de salud mental («Health at a glance: Europa». OCDE, 2018), y la situación se ha agravado aún más con la pandemia del COVID-19.
En concreto, los agricultores por las particularidades de su profesión están expuestos a diferentes factores que pueden generar estrés o ansiedad, principalmente vinculados a la gran incertidumbre financiera de su actividad, su posición social y las dificultades para gestionar sus relaciones familiares en el ámbito profesional. Además, los datos demuestran que los agricultores tienen cinco veces más probabilidades de abusar de sustancias (Bush y Lipari, 2015) o de suicidarse (McIntosh et al, 2016) que el resto de la población.
El proyecto FARMRes pretende concienciar a los agricultores sobre los problemas de salud mental y orientarles en la configuración de su vida cotidiana, y su entorno empresarial y personal. Se trata de concienciar y la prevenir y detectar este tipo de problemas, trabajando en primeros auxilios con los agricultores, sus familias y sus asesores.